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Fui platonera de la plaza de Juancho

  • Foto del escritor: lasdonasfeministas
    lasdonasfeministas
  • 11 ago 2022
  • 5 Min. de lectura

DE: Sara Candelo

PARA: Hermana Teresa

A mí desde pequeña me tocó trabajar, la situación era muy difícil mi mamá sola, entonces yo desde pequeña primero trabaje interna en una casa de familia

(Todo con coco, Nidia Góngora)


Teresa amiga, te quiero compartir mi historia, aunque nos conocemos hace muy poco, yo te considero mi amiga. Mi historia inicia en la plaza de Juancho, yo era lo que se llama la platonera, ahí aprendí por medio de mi mamá a trabajar bien, raspando coco, vendiendo marisco. Le dicen las platoneras las que venden pescado, marisco.


Mi mamá raspaba poco en Juancho porque a ella siempre le ha gustado el trabajo, porque como ella no fue bachiller ni nada. Ella no estudió entonces trabajó en casas de familia, después vendiendo pescado, después se fue a una plaza allá en Juancho a vender coco, raspado marisco, todo eso. Yo vivía con ella y con mis hermanos últimos que tampoco podían trabajar, entonces como éramos las dos, ya me tocó a mí a trabajar por ella.


Mi horario empezaba desde las 5 de la mañana hasta las 2 de la tarde. ¿Por qué a las cinco de la mañana? Porque como yo no sabía el manejo para aprender a raspar el coco, entonces me iba muy temprano para tenerlo listo. Cuando eran las 7:00 a.m. u 8:00 a.m. que ya llegaban las que iban a comprar, yo ya tenía ya todo listo: el coco rallado, empacado y el marisco listo para vender. La venta es desde las 7:00 a.m. y 8:00 a.m. hasta la 1:00 p.m., que la gente compra para hacer su almuerzo.


A mí desde pequeña me tocó trabajar, la situación era muy difícil, mi mamá sola, entonces yo desde pequeña primero trabaje interna en una casa de familia desde los 15 añoa. Lo que pasa que yo tuve a mi niña a los 14 años, eso fue también algo muy duro, porque yo no me lo esperaba, yo fui mamá joven. Yo cuando empecé a trabajar, la niña tenía como cinco meses, estaba pequeñita y me tocó trabajar interna. Así pude sostener a mi hija para compar la leche. Pero me tocó muy dura porque ser madre soltera y a los 14 o 15 años es algo difícil, o sea, todas tus metas, todo es un caos, y uno dice: "¿yo que voy a hacer con una niña?". Yo quería ser enfermera. Me fascinaba la enfermería y yo era buena estudiante.


Hay gente que le da pena decir que son de allá, de Micay, pero mí no me da pena decir que yo soy micayceña, y nosotros somos gente de ríos, somos gente de su campo.

Amiga, te cuento que como usted sabe, mi mamá es de López de Micay. Yo nací acá en Buenaventura hace 43 años, me crié acá en Buenaventura, estudié en Buenaventura bueno hice todo acá en Buenaventura, todas mis hijas nacieron acá en Buenaventura, pero conozco López de Micay. Hay gente que le da pena decir que son de allá, de Micay, pero mí no me da pena decir que yo soy micayceña, y nosotros somos gente de ríos, somos gente de su campo.


Nosotros venimos de una familia de una familia micayceña, mi mamá es de López de Micay, allá vivíamos en unas casas palafíticas, porque las casas de allá son sin puertas, allá uno vivía tranquilo, sin violencia. Entonces, desde niña, uno se acuerda que allá se daba el marisco, allá cogen mucho el marisco, era lo primordial, allá cocinaban solo con aliño, cocinaban solo con hierba. Uno aprende todo eso por medio de las historias que contaban los abuelos, que El Duende, La Tunda, cosas así y uno le daba temor. Uno con solo eso decía: "no salga porque la tunda viene", entonces uno ya no salía, era como un mito de los abuelos, como una tradición que ellos le contaban sus historias y uno se las creía.


A mi abuelo le gustaba mucho la pesca, allá sembraban la caña, la papachina, ellos eran agricultores. Las lanchas, las canoas, uno andaban en potrillo, a uno le hacían su canaletico pequeño.

A mi abuelo le gustaba mucho la pesca, allá sembraban la caña, la papachina, ellos eran agricultores. Las lanchas, las canoas, uno andaban en potrillo, a uno le hacían su canaletico pequeño, su canoa, entonces a uno le enseñaban a bañarse con unos cocos, me colocaban cuatro coco, dos en las manos y dos en los pies o galonetas en las manos, en los pies para aprender a bañarse. Las casas eran en medio de la finca, entonces había caña, coco, caimito, aguacate, chontaduro, zapote.


Yo aprendí mi poquitico de hierba. Yo sé mi poquitico de remedios. El hierbachivo para el mal aire, le enseñaban que las albahaca para el ojo. Y también de las azoteas que ellos tenían para cocinar, porque no se cocinaba con Caldorico ni nada de eso, solo usaban orégano, tomillo todo, o sea, todo con hierba y quedaba la comida riquísima.


Bueno, amiga, te cuento que mis hijos son cuatro, son dos mujeres, dos hombres Kelly, Angie, Danner y Cristian. Mi hija trabaja. Cristian estudia, está en el Sena y Steven que está terminando el bachillerato. Yo ya soy la abuela, el niño tiene 4 meses y Antonellita tiene cuatro años. Yo me mantengo ahí en la casa trabajando, ahí en la casa haciendo los oficios y con mi recarga como yo vendo mis de paquetes de minutos, entonces yo ahí con eso hago para el sustento.


Yo siempre he sido como muy unida con mi mamá, ella cuando iba para un arrullo a cantar alabao me llevaba, cuando ella iba a alguna presentación de bailar currulao o danza también me llevaban, le gustaba mucho cantar los arrullos, alabao. O sea, nosotros compartimos muchas cosas con ella, también trabajé con ella vendiendo, pescado, marisco, coco. Nosotras compartimos casi la mayoría del tiempo.


Uno se levantaba, lo pringaban con una hierba, con un coso que le dicen mangle, con unas hierbas y le dan un bebedizo y uno se mete a su toldillo y hace un calor. Cuando el niño se le cae el ombligo, empiezan a ombligarlo y curarlo con guayabo.

Cuando yo tuve a mis bebes, ella me dejaba 5 días allá sin salir del toldillo, porque esa la tradición que ellos tenían pa que no le de pasmo, para cuidarse la matriz que queda floja. Uno se levantaba, lo pringaban con una hierba, con un coso que le dicen mangle, con unas hierbas y le dan un bebedizo y uno se mete a su toldillo y hace un calor. Cuando el niño se le cae el ombligo, empiezan a ombligarlo y curarlo con guayabo. Entonces yo no perdí la tradición.


Bueno, Teresa, como te sigo contando, pues como sabe que mi mamá también hace parte de la Capilla y usted sabe que somos muy unidas y siempre andamos en todo. Siempre estamos participando en todo y pues no, eso es todo. Te quiero mucho. Quería contarte eso porque te siento mi amiga y espero que me entiendas.

 
 
 

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